La lengua rumana: La patria de la poesía

Fernando Salazar Torres (México)


LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES

                                     Para María Calle Bajo

La flor diseminada en el poema que me entregaste

I

Amarramos los átomos del cielo  
en la cordillera donde el mar desaparece
y con el fanal vemos nacer colores austros
En nuestro barco el día y la noche se trasladan
y nos mueven por pliegues y cuencas hasta el sur
Amarramos los átomos del cielo
cielo de fondo agua espacio que aclama
pleno de ojos providenciales
mirando el atisbo que ella frecuenta
El verde marino de sus ojos obscurece
Su verde selvático nos aviva
la mañana cuando la ventisca toca al sol
En el vuelo de la gaviota unimos los átomos
al palpito meciéndose con nuestros cabellos
Amarramos los átomos del cielo
y bienaventurados adheridos al alba
vencedores en los cuatro rumbos de la tierra
nuestros átomos se descomponen hacia el ártico
Encima del cielo la revolución de sangre
se arroja contra la asonada de los claveles.

II

Se adueñan de todo, lo creen todo…
Ese viaje sideral tiene un encuentro clave
es el clima frío de las auroras del sur
el aire blanco donde sosegarse
La migración de piel los hace tersos
tórridos bajo del bruñido océano
Hay claveles que los vuelve inmortales…


También nosotros somos dioses
y siempre nos adueñamos de todo
cuando el venero nos da norte
Lo creamos todo al abrir los ojos
El mar nos pertenece nos bautiza
y aquí en lo alto sentimos el temblor
del océano que se divide a nuestro paso
Su cuerpo toca nuestros átomos
creamos con la fusión el rocío
Amarramos a nosotros el cielo
sus átomos acomodan la luz
media la ventana de las auroras
australes en ellas nuestro destino.

III

La luz desde el fondo del agua
lo anochece todo amanece todo
y la víspera guía nuestros pasos
Hay rubores teñidos en el aire
que serenan el mar de nuestro aliento
Hay pájaros dormidos
anidados en el fondo del alba
Y todo en la tierra se alumbra
con la revolución de los claveles
Amarramos los átomos al cielo

Después del dilatado viaje
una mancha blanca pone final
a la huida y sentados en la nieve
adormecemos sobre las auroras
y la sangre que nos hace inmortales
tornase en el clavel que ella en el verde
de sus ojos llevaba para guiarnos

También nosotros somos dioses
y amarramos los átomos al cielo


HISPANA

Pasé las horas, la tarde barriendo al paso,

y de fijo la veía cruzar el Palacio de Anaya,

caminaba con la sombra saltándole a los lados,

sus ojos de pastora vigilaban el sol, su boca,

sí, sus labios aceitados de mi deseo, tocaban

el frío, el calor, el viento, la noche.

Su cintura me llevaba ceñido a ella,

y mis ojos no podían desprenderla, no,

fijada a la atmósfera donde yo iba,

Tartessia avanzaba como los primeros habitantes

en España, desde África.

¿Dónde nació ella cuando me desprendí al mundo?

Fenicia, tu fenicidad es el primer paraíso,

¡nuestro paraíso al extremo de tus hombros!

A orillas del Atlántico, respirando súbitamente,

después de 500 años exactos, otra conquista atroz

llega, y en la celtíbera ciudad amurallada,

donde el mismísimo Hernán Cortés vigila,

otra fundición de sangre, y voces, manos

fornicias de noche, al día un sol tostando los cuerpos,

una conquista dícese venir, de lo sagrado

y lo plácido. Griega, vístete nomás

para salir a caminar a orillas del Tormes,

a ver si de causalidad la sombra del Marqués de Santillana

nos sorprende con su voz cavernosa: “¡Vámonos al diablo!”.

Y nos vamos con él a la noche del Aquelarre,

romana, gacela, hispana, andaluza, fenicia, sacerdotisa,

árabe de pestañas, arderemos, bética piel de canela.


COROLA

La obsidiana te aroma cerca de mí,

terso me plazco en tu agua de flor,

vine de noche a pedir tu amistad.

Collar de cantos se juntan los cuerpos,

entre sí placen silencio el baile

y el canto de primavera nutre de color

en ambos labios posándose afecto.

Mano en mano lucha la delicia

y de agua y anhelo un grito sucumbe.

Vine de noche a vaciarme.

La corola abre y una ave canta,

a ojos de cuerpo ardorosos, el canto

de la flor escurre sobre el plumaje.

Viene otra vez la noche a rodearnos

y la obsidiana te aroma cerca de mí,

brillo te agrado en tu agua de flor.

Viene la noche a juntar nuestra amistad.


IN XOCHITL IN CUICATL

8 de marzo 2021, México-Tenochtitlán

La tierra del copal      envuelve tus ojos de gacela

La tierra del jade        refleja en ti la flor y el canto

México                       los cuatro rumbos de la tierra

Como el quetzal, como el oro, tus labios de madre

son Dador de Vida, del cerca y del lejos

Aquí en la tierra, aquí en la tierra del jade

con oro y negro

los amigos de Quetzalcóatl desde la marina

llegaron sobre animales de fuego

eran hombres de dos cabezas

zumbaron   dicen los cronistas    la región de los muertos

¿Quiénes fueron nuestros orígenes?

La tierra del canto      dos peces nadan en tus ojos

La tierra del oro          primavera tu cabello

Hispania                      el destino de nuestra lengua

Las flores te adornan en el lugar de los atabales

en el interior de las casas de la primavera

donde el dios del cerca y del junto

aprueban tu amistad

Un momento fugaz es aquí en la tierra

en la región del maíz y el cacao

donde la flor se marchita y el paso en la tierra

es un canto

Florece en el color del rojo y el negro

en los rumbos de la tierra

por donde cruzan en la región de los descarnados

la flor del corazón del Dador de la Vida

en el cerca y el junto

en la tierra de la flor y el canto.


ZONA

Negra es la hora de este día, flecha intacta, invisible que entra

Negra es la hora de ayer, de hoy y de mañana, como tren, pasa,

Negra es la voz, negra del color de la melancolía

Negra es la tez del cielo, del sol, si se mira con los ojos hacia dentro

Negra es la dicha, la primavera, el mar que nos aguarda en verano

Negra es, ciertamente, también la mano con la que escribo

en el fondo abierto donde nada parece ser lo que digo

Negra es mi garganta, la voz con la que escupo y duermo

a vela, naufrago, sobre la nacarada luna bajo la que vuelo

Negra es la ruta, trampa, nunca vista en las líneas de mis manos

Negra es la certeza de la caída de cada uno e incierto el fano

donde el cuerpo repliega su alma más allá de mi mirada

Negra es la zona donde todos descansan luego de este encierro

todos, en silencio, claman un poco más la luz en vano

y pese al deseo de perdurar más allá también somos nada


GACELA DE MAL DE AMORES

Qué será de tu tiempo en mi orfandad

cuando el día no pise bajo tierra.

Qué será de mi ardor en tu memoria,

crepúsculo que hoy mis ojos apagan.

Qué será de la escarcha de tus labios,

alborada donde nos apresábamos,

rendíamos palpitantes, de lado,

fieros, alborozados, disminuidos

de oscuridades, cantantes al sol,

altozanos de nuestros resplandores,

tersos, purísimos de nada, todo

deleitables, manos acurrucadas,

sembrados, luego abatidos de afecto,

para uno, para el otro, de ambos,

sangrantes luego que la otra derrota

nos hiere y se aleja, más, y se va…

Qué será de mi orfandad en tu tiempo

cuando la tierra baja parta el día.

Qué será de mi memoria en tu ardor,

que mañana cierra definitiva.

Qué será del rocío que me enfría,

anochecido, qué será…


CANTIGA DE AMOR CORRESPONDIDO

Ven conmigo a las horas nocturnas

Y nos dormiremos en las horas

¡No sea la albada de otro día!

Voy contigo en brazos extendidos

Y soñaremos a besos lúcidos

¡No sea la albada de otro día!

Y nos dormiremos en las horas

Y soñaremos al cielo en olas

¡No sea la albada de otro día!

Y soñaremos a besos lúcidos

Las mañanas que son nuestros nidos

¡No sea la albada de otro día!


PERSISTENCIAS

¿Cuál es la finalidad de las ramas del árbol

que se levantan para dividir el cielo?

¿Cuál es el propósito de mirar el mundo

si no habrá luego ojos que lo alumbren?

¿Cuál es la intención de la espera si por último

nadie esperara a nadie ni siquiera Dios?

¿Cuál es el plan del Juicio Final

si no hay Juicio para la inmortalidad?

¿Para qué el alma entre escombros,

si en los asideros de la vida reina el silencio?

¿Para qué el tiempo, ese cadáver aéreo,

si a los extremos gravita un sumidero sosegado?

¿Por qué el ser, que se desliza entre las interrogantes

y fragmenta el significado de las contradicciones?

¿Por qué dioses de piedra y barro y amuletos

en la medianoche del fin del mundo?


UNO SE VA COMO PUEDE

A Roberto Juarroz

Uno se va como puede,

con las manos íntegras y atadas al sol,

con la mañana arrastrándose en los talones,

con el deber de la eternidad en el féretro,

con la suavidad de la ausencia en la respiración.

Uno se va como puede,

con el olvido o la calumnia o el odio o la venganza,

con el titubeo en cada salida y la seguridad de no volver,

como pueda uno, nos vamos hacia allá.

Uno se va como puede,

con los pies por delante y el frío detrás,

con un sí o un no o de donde se pueda decir ‘quizá’,

con la duda sobre la existencia en la frente,

con la resonancia de nuestra voz

golpeando cada rincón del cielo;

nos vamos sin respuestas y sin preguntas

y con el tumbo de la sombra

enredando nuestros pies.

Uno se va como puede,

con el llanto calando el alma,

como sea irse.

Uno se va como puede,

como pueda uno,

nos vamos cada día un poco más allá.

Uno se va

llorando hasta quedarse ciego.


DÍA OCHO, LAS HUELLAS

Cambia el pasado en un presente que está siendo

y mis horas son el rostro irremediable

de un hombre nacido para cicatrizar

Al ser otro me doy a la actualidad

Al dejar de ser el que fui he muerto

Si ya no soy ahora soy y he sido

El hogar está más cerca  ya lo sé

La vida es una dimensión fractal

Detenido frente a unas huellas abandonadas

descubro que no hace mucho estuvo aquí

Dejó las señales a merced de mi deseo

su incienso limpia mis marcas del reino perdido

Hay una mujer nacida de la espuma venusina

hay un resplandor que me impresiona y anega

como en el primer día

Es la otra quien no había visto

soy quien habla conmigo y contigo

Tu voz es una niebla de serenidades

lluvia que recupera las plazas

donde vuelvo a pisar firmemente

Das aliento a las cosas perdidas

y anticipas el futuro

Nos miramos  El mutismo nos comunica

Nos encontramos en el rumor del follaje

Escribimos encima de las hojas

Volvemos al comienzo del día

Hablamos hasta crear palabras nuevas

Hablar contigo es plantar un árbol.

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